Madagascar

Hablar de Madagascar es referirse a un encantador paraíso natural pensado para los amantes de los espacios naturales y las actividades al aire libre. Ubicada al sureste del continente africano, la isla fue entregada a Francia a finales del siglo XIX y anexionada completamente a este país como colonia en 1895, hasta conseguir finalmente la independencia en 1960. Entre paisajes de asombroso atractivo y ciudades que proponen un interesante recorrido por su historia y cultura, este popular destino basa su economía en la agricultura, la pesca y la emisión de sellos postales.

Madagascar ofrece al turismo una magnífica oportunidad de desarrollar una interesante vida al aire libre y descubrir en su tradición una nueva manera de aprovechar al máximo las vacaciones. Envuelto en un escenario de gran diversidad natural, desde áridos desiertos a la profunda selva húmeda, la isla invita a descubrir lugares de gran interés cultural como Ambohimanga, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco y sede del antiguo rey Andrianampoinimerina. El Parque Nacional de Marojejy y la Reserva Especial de Anjanaharibe-Sud, al nordeste de Madagascar y con una cima de más de 2.000 metros, albergan una amplia variedad de hábitats y una fauna y flora endémica protegida. La isla tropical de Île aux Nattes ofrece un oasis para la relajación nunca soñado, un lugar donde tumbarse y descansar después de una breve travesía en piragua. Antananarivo, capital y núcleo económico y administrativo de la isla, cuenta con espacios de visita obligada como el Museo de Etnología y Paleontología, numerosos palacios como el Ambohimanga Rova y destinos naturales como el encantador Lago Anosy, al sur de la ciudad, y el Parque de Tsarasaotra, al norte. Destacan también el mercado Analakely y el Centro Comercial de lujo Gare Soarano.

La isla resulta el lugar perfecto para disfrutar de deportes de aventura y divertidas actividades para todas las edades. El Parque Nacional de Andringitra cuentan con decenas de rutas de senderismo de diferentes niveles de dificultad y que recorren cautivadores paisajes que discurren entre imponentes montañas y valles exuberantes. En Allée des Baobabs pueden contemplarse unas estupendas puestas de sol junto a estos llamativos árboles, mientras que el río Tsiribihina asegura un itinerario relajado en una piragua o una cómoda chaland y sin más compañía que un guía. El Parque Nacional de los Tsingy de Bemaraha es una maravilla de la naturaleza donde disfrutar de un circuito de cables fijos y practicar rápel entre seductores pináculos calizos.

Encontrar alojamiento en Madagascar en ciudades como Antsirabe, Antananarivo o Ambalavao permite acceder fácilmente a lugares de interés natural en un destino emergente que alberga desde hoteles de lujo en la capital hasta tranquilos y cómodos bungalows en la costa e islas del este del país. Cualquier establecimiento, sea un hostal, hotel o una villa, facilita las mejores comodidades y un exquisito trato del personal.

Los turistas que viajan a Madagascar suelen tomar como referencia el aeropuerto de Antananarivo, punto de partida y regreso para la mayoría de desplazamientos por la isla. Los vuelos desde la capital conducen al resto de sus provincias, con escasas rutas interprovinciales directas. Se recomienda hacer uso de piraguas o lakanas sin motor, principal medio de transporte por los ríos. En cuanto a los recorridos por carretera, es importante tener en cuenta las distancias y el tiempo necesario para cubrirlas. Un viaje entre Antananarivo y Antsiranana puede durar hasta 24 horas.

Una de las festividades más relevantes tiene lugar el 26 de junio, día en que se celebra la independencia de la isla. El idioma es el malgache, la moneda el Ariary y su forma de gobierno la república semipresidencialista. Un 5 % de las especies de fauna y flora del planeta se encuentran solo en Madagascar, siendo las más conocidas el lémur y el baobab.