Calatayud

“Si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores”. Quizá si no sois de la zona o no conocéis los buenos vinos de Denominación de Origen Calatayud, esta frase es lo único que sabéis de esta localidad de la provincia de Zaragoza. Sin embargo, Calatayud tiene mucho que ofrecer ya que hunde sus raíces en la Bilbilis romana, un yacimiento a las afueras de la localidad que se ha convertido en uno de lo más importantes de toda España gracias a la documentación que se ha producido en torno a él. Vamos a bajarnos del coche, del tren (tiene estación AVE) o del autobús para conocer mejor a la cuarta población de Aragón. Podemos ir a la oficina de turismo, donde en vez de preguntar por la famosa posadera, os recomendamos que preguntéis sobre cómo ir al cercano Monasterio de Piedra, un lugar con mucho encanto al que hay que ir sí o sí al menos una vez en la vida. Además, en la oficina de turismo, os ofrecerán ideas de rutas para realizar por Calatayud como la Ruta de los Miradores, la Ruta de Calatayud Urbana y Moderna o el Sefarat bilbilitano, entre otras muchas.

Calatayud es una población pequeña, fácil y cómoda para recorrer a pie. Es su casco uno de sus principales atractivos, así que allí nos dirigiremos para conocer su parte histórica en la que destacan sus restos mudéjares proclamados, junto al resto del mudéjar de Aragón, como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Uno de sus principales puntos de interés turístico es la Colegiata de Santa María la Mayor, un templo protobarroco de principios del siglo XVII, que debéis visitar para observar en su interior lugares que se conservan de sus primeras etapas mudéjares como el claustro, la torre octogonal y el ábside. Más lugares pertenecientes al mudéjar son las interesantes iglesias de San Andrés y de San Pedro los Francos. De la Colegiata del Santo Sepulcro se mantiene una parte del claustro mudéjar, no obstante merece la pena recorrerla para descubrir un interesante baldaquino en el presbiterio, realizado con mármoles de la comarca.

Paseando por el casco antiguo se descubren más edificios y monumentos que confieren a Calatayud de un ambiente especial. Así no hay que dejar de observar los palacios renacentistas, al más puro estilo renacentista aragonés, que se dejan ver en lugares como la Casa de los Pujada de Vezlópez y de los Sesé. Este estilo es muy reconocible por el uso del ladrillo, las galerías de arquerías corridas en la fachada y el bajo alero de gran vuelo. Así, paseando, también se descubrirán las antiguas puertas de la ciudad como la Puerta de Terrer o la de Zaragoza, y otros edificios como el Palacio Episcopal, el Palacio del Barón de Warsage y el Palacio de la Comunidad.

Igualmente interesante es acercase hasta el Conjunto Fortificado Islámico, un sistema defensivo del que se tiene constancia desde el siglo IX. Está conformado por cinco castillos: Castillo Mayor o “Castillo de Ayub”, Castillo de la Torre Mocha, Castillo de la Peña, de Doña Martina y del Reloj o Real.